‘’Yo también tengo esos papeles”, me dice mi compañero de ascensor mientras bajamos juntos a la planta 0 del hotel. Estoy viendo el programa del PES COUNCIL en Praga. Nos presentamos y nos damos la mano. Es uno de los cinco miembros de la delegación finlandesa. Tiene un nombre tan enrevesado, que tengo que repetirlo varias veces hasta pronunciarlo correctamente. Cuando lo consigo pienso, ahora viene lo bueno, tiene que pronunciar el mío, que es complicado hasta para los españoles. Para mi sorpresa, lo pronuncia perfectamente a la primera, gran sistema educativo el de Finlandia. Hacemos el trayecto juntos hasta el palacio de congresos hablando de política. Es doctor en Ciencias Políticas e investigador en una Universidad de su País. Actualmente dedicado al sistema político norteamericano, por lo que hace un magnífico e interesante análisis de las pasadas elecciones.
La clase magistral me viene de maravilla. El primer panel al que asistimos trata sobre lo ocurrido en E.E.U.U., y en el relatan sus experiencias varios compañeros de diferentes países, que estuvieron haciendo campaña en Nevada por Hillary Clinton. Además de las vivencias que narran estos compañeros en Estados Unidos, tengo la oportunidad de leer un blog de una amiga española, que detallaba con gran pasión y mejor literatura, su colaboración en las elecciones en Rumania. Todos ellos me hacen ver la necesidad y la importancia del activismo internacional.
Al día siguiente se suceden los talleres, las charlas, las ponencias. Es un día intenso. Tratamos temas de gran actualidad: dónde va la socialdemocracia, los populismos, la economía, las próximas elecciones en diferentes países etc. También tenemos la oportunidad de recibir información sobre las mejoras de las herramientas informáticas del PES, se nos dice que la finalidad última es empoderar a los activistas frente a los dirigentes. Ante tal afirmación la sala se divide en dos grupos: escépticos y creyentes. Los primeros lógicamente son los veteranos, los segundos, aquellos que aún no han tenido tiempo de ver defraudadas sus expectativas.
Por la noche tenemos una cena en el Palacio de Congresos. Hay escasez de mesas, no sabemos si es un problema de logística o una forma de obligarnos a interactuar. Si la finalidad es esta última, funciona. Cenamos con dos compañeras suecas y un alemán. Este, además es amigo de mi compañero de habitación, el cual se había pasado hasta las 3 de la mañana de la noche anterior, relatando sus 52 años de militancia en el SPD. Son gente admirable. Con casi 75 años y a pesar de las múltiples decepciones a lo largo de los años, siguen creyendo que un mundo mejor es posible y continúan luchando por ello. Tras la cena hay una fiesta. Compañeros de diferentes países disfrutan de ella, beben y bailan todos juntos como si no hubiese problemas en el mundo. Pero sí los hay, y muchos. Aunque su actitud no es la indiferencia, todo lo contrario, ellos aportan lo mejor de sí mismos para tratar de solucionarlos, por lo que se merecen esa fiesta más que nadie.
El último día es el de las polémicas. Se debate sobre si el líder Laborista británico (presente en un panel) fue lo suficientemente enérgico en la oposición al Brexit. A continuación, hay que redactar y leer un escrito en el plenario para protestar, porque sorprendentemente el Primer Ministro Eslovaco, hizo unas declaraciones atacando al colectivo LGTBI. Pero yo lo que recordaré siempre, no son sus palabras, sino la cena organizada por Rainbow Rose ese mismo día, donde gente de toda condición, religión y nacionalidad disfrutamos de una magnífica velada de camaradería. Eso es la verdadera socialdemocracia. Los conocimientos adquiridos, la interacción con compañeros de otros países, la experiencia en general es algo impagable, pero también lo es, el poder comprobar que el socialismo tiene más futuro de lo que nos han hecho creer.
Fidencio Escudero
Fidencio es activista del PES Madrid. Party of European Activists
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