Miedo a lo diferente, miedo a Europa

La historia nos enseña que en los tiempos de crisis los pensamientos e ideas más radicales afloran de manera más abundante en el seno de cualquier sociedad. Esta no ha sido una excepción en la mayoría de los países del continente europeo. Cuando los fantasmas del fascismo parecían superados, están renaciendo en los últimos años movimientos y partidos que recuerdan a discursos de odio y exclusión de hace unas décadas.

Este fenómeno pudo comprobarse en las elecciones al Parlamento Europeo del 25 de mayo. En la totalidad de los países de la Unión donde se presentaban partidos con tendencia de extrema derecha los resultaron fueron mayores que en las anteriores elecciones, incluso en dos Estados, Croacia y Dinamarca, fueron las opciones más votadas. Aunque sin duda los datos más alarmantes vienen de países como Francia o Austria, donde se consolidan a pasos agigantados los apoyos al Frente Nacional y al Partido de la Libertad respectivamente.

El denominador común de todas estas formaciones radica en la exaltación de ideales racistas y xenófobos, basados en la superioridad de derechos de los europeos frente a individuos de otras partes del mundo a los que suelen culpar de los grandes problemas económicos y sociales en los que estamos inmersos en muchos países. A esto, se une un rechazo absoluto a aquello que tiene que ver con Europa y reniegan de los avances y principios que defienden la Unión Europea.

Afortunadamente, esta amalgama de partidos de extrema derecha que están queriendo sembrar odio en todo el territorio europeo no ha podido formar grupo político en el Parlamento y el poder real que pueden ejercer en las instituciones europeas es menor que de haberlo conseguido.

En otros países, como el caso de España, se están instalando de manera diferente, como grupos neofascistas que quieren interactuar con la sociedad civil y generar conflicto en las calles. Es el caso de algunos movimientos de okupas o grupos pseudosociales que han aparecido en algunas ciudades de nuestro país como Valencia, Vic o Madrid.

No debemos permitir que se sigan instalando en nuestras sociedades este tipo de movimientos que lo único que quieren es sembrar el miedo en contra el más débil. Debemos frenar el fantasma neofascista antes de que sea demasiado tarde.

Sandra Sanz

Autor:
Sandra Sanz

Madrileña de nacimiento, europea de corazón. A medio camino entre el Derecho y la Ciencia Política, intento defender la Democracia y los Derechos Humanos. Actualmente, en la apasionante aventura de opositar. Feminista convencida y convincente.

Este artículo es responsabilidad y opinión de su autor. Los comentarios de las personas visitantes son responsabilidad de las mismas.

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